

Para combatir la flojera de una semana lenta, buscas refugio en la música. Seleccionas algo de tu colección y aprietas play. Todo seguiría siendo normal hasta que, sorpendido, te miras; tu ropa ha cambiado, ahora usas uno de esos trajes espaciales blancos que solo conoces por la televisión.
Las paredes de la habitación se desintegran, se evoporan, tu asiento tiembla. En cuestión de segundos sales disparado en línea recta hacia el cielo, miras hacia abajo y todo es diminuto.
Mientras experimentas los efectos de semejantes velocidades empiezas a reconocer los planetas que tantas veces te hicieron memorizar en la escuela; tus pensamientos se tornan cada vez más abstractos. Diez mil déjà-vu al mismo tiempo y sigues sin saber cómo explicarlo.
De pronto reconoces cada estrella, cada sol, conoces la respuesta a cada pregunta formulada. No quieres abandonar nunca esta sensación de paz.
Por supuesto, tu sentido del tiempo está alterado, pero ¿quién lo necesita? es solo una convención humana, estupida y angustiante. Ya no hay antes o después. Tu cuerpo es un meteoro. Pasas revista a todos los cuerpos celestes que desfilan frente a ti. Colores y siluetas que ningún ojo humano ha visto antes.
Dudas de ti y no sabes cuánto tiempo ha pasado ni cuantos kilómetros has recorrido, no hay arriba o abajo; por breves instantes sientes un poco de miedo, pero ese sentimiento se disipa rápidamente. Quisieras que esto durara por siempre; sin embargo, sabes que no puede ser así. Aún no.
Súbitamente, tu traje espacial se pulveriza y revela las ropas de siempre. Tienes una sensación rara pero, para tu sorpresa, las paredes, tus muebles, tu habitación, todo sigue ahí.
La música termina. El disco es Tarot Sport; la banda, Fuck Buttons.
Fuck Buttons - Olympians
No hay comentarios:
Publicar un comentario